Diferentes problemas técnicos me han impedido hablar hasta hoy de la famosa moción de censura de Chiclana, de esa moción en la que lo único que nos pueden censurar a los que hemos sido gobierno de esta ciudad hasta el sábado a mediodía es el haber trabajado, el haber demostrado que se puede hacer desde la honradez, en definitiva, el haber puesto sobre la mesa otras formas de gobernar desde la transparencia y la participación.
No soy objetivo a la hora de valorar este Pacto Tapadera de Chiclana, por ello voy a expresar mi opinión y la de mis compañeros de Izquierda Unida de Chiclana.
Ya volvemos a atar los perros con longaniza en nuestra ciudad. Incluso se escuchan en los bares promesas hechas ( siempre sin ponerlas por escrito, porque eso sería ya hacer las cosas bien y seriamente) en esos mismos lugares por gentes del nuevo gobierno tapadera en las cuales se prometen ¡7.000! puestos de trabajo que se crearán casi de inmediato. Si Zapatero supiera que tiene en Román a ese prohombre de la economía mundial que va a ser capaz de solucionar los problemas de hipotecas, empleo y crisis económica seguramente lo estaría dedicando a labores de más alta alcurnia, y no a ser simplemente alcalde de una pequeña ciudad del sur del Estado Español. Y no digamos Obama, que se estará arrepintiendo toda la vida de no haber llevado en su ticket electoral al bueno de José María Román en lugar de al tal Joe Biden.
Creo que solo con un poco de humor vamos a poder superar uno de los momentos más vergonzosos de la vida política, no solo municipal sino provincial y andaluza, de los últimos años. Porque el tema de Chiclana trasciende lo meramente local, tal y como ha señalado hoy el mismisimo Fernando Santiago en la atalaya que el Grupo Prisa y sus grandes dotes de escribidor le conceden en El País.
Izquierda Unida ha tirado por la borda 22 años de coherencia, lucha contra la corrupción y proyecto autonomo y plural. "Lo de Chiclana" representa una traición, no sólo a sí misma como organización, sino al conjunto de compañeros que pensamos que la ética, la honradez y las manos limpias son las que deben dirigir nuestros postulados de Izquierda. Se lo dije en esa sesión plenaria del sábado a mi coordinador provincial Manolo Cardenas mirándole directamente a los ojos, sin esconderme, no soy yo el que precisamente tiene que avergonzarse de su actuación.
El discurso de "todos contra la derecha" lo suscribo pero, y siempre hay algún pero, me pregunto ¿ a que derecha nos referimos? ¿ a la del nombre y las siglas o a la de los comportamientos?, ¿ es más de derechas Ernesto Marín que José María Román? ¿ Acaso no ha demostrado el PSOE de Román en Chiclana que ellos son los herederos de las actitudes fachas en los 28 años de gobierno ininterrumpido?.
También pienso que con los socialistas son con los que teóricamente tendríamos que tener más afinidad, pero cuando se dieran las circunstancias para tenerla. En el caso de Chiclana ha sido imposible y eso bien lo saben los compañeros Valderas y García, que fueron los que comenzaron a hablar de Chiclana como la nueva Marbella antes de las últimas elecciones municipales. Ahora ya no hay cambio de actores como reclamaban y se tienen que conformar con seguir siendo unos segundones en un pacto donde ha imperado el protagonismo del PSA y de la concejala no inscrita Nadine Fernandez.
La Izquierda no es decir "soy de izquierdas porque lo avalan mis siglas y la historia de mis 130 años de honradez", la izquierda, como todas las cosas, se demuestra andando, actuando, en el día a día. De nada vale, a mi entender, decir muchas veces que se es de izquierdas si cuando han tenido la oportunidad de demostrarlo en 28 años no lo han hecho. Izquierda es honestidad. Izquierda es Transparencia, Izquierda es estar en contra de redes clientelares muy próximas en sus comportamientos al caciquismo, Izquierda es pensar en los trabajadores y en los que menos tienen y no solo en los grandes especuladores urbanísticos, Izquierda es luchar contra la corrupción en los estamentos públicos, Izquierda es no manipular la información. Izquierda es en definitiva no hacerse complice de Pactos Tapadera para que no salgan a relucir todos estos asuntos porque incomodan a quienes parece que mandan ya más en mi organización que sus propios militantes.
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